“... porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”
Hebreos 4:15
Hebreos profundiza en el corazón de la fe cristiana. Nos invita a escuchar a Dios, a examinar nuestra existencia, a dejarnos transformar por la Palabra y a ofrecer a Cristo el sacrificio de nuestro compromiso diario viviendo como él quiere. Cuatro características de la forma que tiene Dios de hablarnos:
1- Dios habla de manera progresiva: En el pasado, habló por medio de los profetas, pero de manera fragmentaria. Ahora, lo hace mediante Cristo Jesús, en quien, además de hablar, actúa.
2- Dios habla de manera tajante y crucial: Hebreos advierte del peligro de apostatar. Darle la espalda a Cristo conlleva terribles consecuencias. Debemos anclar bien nuestras vidas en la Palabra; deslizarse significa dejarse llevar por el pecado sin darse cuenta.
3- La Palabra de Dios nos muestra cómo somos: Es algo vivo y eficaz que puede transformar vidas. Debemos permitirle que juzgue nuestro interior para tomar conciencia de nuestras responsabilidades.
4- La Palabra nos ofrece a Jesucristo como sumo sacerdote: Jesús es la unión entre lo más alto de los cielos y lo más bajo de la tierra. Nos acerca al Padre e intercede por nosotros. A diferencia del sacerdote judío, que se apartaba del mundo para acercarse a Dios,
Jesús viene al mundo para acercarlo a Dios.
Predicación del 6 de mayo
Antonio Cruz
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