Sobre el mar y la montaña: El maestro que prometió el mar

Sobre el mar y la montaña: El maestro que prometió el mar

Si el mes de febrero escribía el artículo sobre La Sociedad de la Nieve y la hazaña de supervivencia de los jugadores de rugby en los Andes en 1972, en este artículo de marzo quiero escribiros sobre la película El Maestro que prometió el Mar, de la directora Patricia Font. Como véis, viajamos de las montañas de los Andes a la provincia de Burgos con otra conmovedora historia real de la que extraer muchas enseñanzas.

El Maestro que prometió el Mar narra la historia real de Antonio Benaiges, un maestro republicano de Tarragona, que es destinado a la humilde escuela rural de Bañuelos de Bureba en 1934. Conocí la historia de Antonio Benaiges al haber visitado la exposición del mismo nombre en el Museu Marítim de Barcelona en 2019 y desde aquel momento me robó el corazón.

La historia del innovador maestro republicano me impactó porque conectó conmigo de muchas maneras: era maestro, le apasionaba su trabajo y aplicaba metodologías innovadoras para motivar a su alumnado, estimulando la curiosidad de los chavales, la creatividad y el espíritu crítico. La parte no tan romántica de la historia es que el 19 de julio de 1936 fue arrestado, torturado, asesinado y enterrado en una fosa común en las montañas de Burgos, por sus ideas republicanas y los métodos que usaba en su escuela rural. Conecté con esta historia por motivos personales, ya que mi abuelo Nicanor Gálvez Redondo corrió el mismo fatídico destino al estallar la Guerra Civil española.

El cuerpo de mi abuelo, al igual que el de Antonio Benaiges, yace sepultado sin identificar en una fosa común de la geografía española. De la misma manera que 150.000 personas asesinadas y enterradas, desprovistas de identidad, duelo o memoria.

La exposición virtual

Si os interesa examinar la exposición de Antonio Benaiges, estáis de suerte, ya que el Museu Marítim aloja en su web la exposición virtual que podéis visitar en este enlace.  Allí podéis ver imágenes de Antonio y de los alumnos de la escuela. Podéis ojear los proyectos de creatividad y escritura que realizaba con ellos y ellas, materializados en cuadernos que los propios alumnos redactaban e imprimían con una pequeña imprenta, con las que los niños hacían “magia”.

Y también, el precioso proyecto que inspira el título de la película y el magistral documental que realizó Francesc Escribano: el proyecto se titulaba “El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca”.

Cuando Antonio Benaiges descubre que sus alumnos nunca han visto el mar, les promete que organizará un viaje y les llevará a ver el Mar Mediterráneo, un mar que él conocía y era parte de su paisaje y su identidad. Pero antes, los alumnos debían escribir redacciones y textos sobre cómo se imaginaban ellos el mar y así plasmarlos en papel en el cuaderno que imprimirían y regalarían a sus familias. El mar será… El mar será…

Y la fantasía de unos niños que suben y bajan la loma solo la loma, la ingrata loma, se disparó hacia Lejanía [sic] para hundirse en la vastedad líquida, misteriosa, sublime... También ellos, los niños, saben del mar sin haberlo visto nunca. Palabras del prólogo del cuaderno El Mar, escrito por Antonio Benaiges.

Esta bonita historia de aprendizaje se vio truncada por el inicio de la Guerra Civil Española. Antonio Benaiges es arrestado el 19 de julio de 1936, torturado en Briviesca, y paseado por el pueblo, apaleado y semidesnudo en una camioneta para escarnio público. Más tarde, fue fusilado junto a otras muchas personas en la Fosa de la Pedraja, el 25 de julio de 1936. El año en que Antonio Benaiges cumpliría 33 años.

No puedo dejar de estremecerme al recordar esa trágica historia real, porque resuena en mi historia familiar y porque resuena en mi historia de fe, en la que otro Maestro, hace 2000 años, enseñaba, sanaba, acompañaba, inspiraba y hacía promesas eternas a las personas que se cruzaban en su camino en Palestina. Jesús de Nazaret. Y tristemente, y a pesar del impacto de su misión y sus milagros, fue arrestado, torturado, paseado para escarnio público y crucificado públicamente por su mensaje y las ideas que predicaba a la edad de 33 años.

Algunas promesas de Jesús

Y ahora, a punto de comenzar a celebrar la Semana Santa, os animo a redescubrir la vida, la pasión y las promesas que Jesús nos dejó. Si leéis los evangelios o recuperáis la serie de predicaciones que estamos disfrutando estos domingos, encontraréis muchas promesas conmovedoras y alentadoras.

Jesús nos promete descanso.

«Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar.» MATEO 11:28 RV2020

Jesús promete no rechazarnos. 

«Todo lo que el Padre me da vendrá a mí, y al que a mí viene no le echo fuera.» JUAN 6:37 RV2020

Jesús promete enviarnos la compañía del Espíritu Santo.

«Si me amáis, obedeceréis mis mandamientos. Y yo pediré al Padre que os envíe otro defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con vosotros. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero vosotros lo conocéis, porque él está con vosotros y permanecerá siempre en vosotros.» JUAN 14:15-17 DHHE

Jesús promete prepararte un hogar en la eternidad.

 «No estéis angustiados. Confiad en Dios y confiad también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo habría dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde esté yo.» JUAN 14:1-3 BLP

Jesús promete librarte del miedo y llenarte de paz. 

«La paz os dejo, mi paz os doy. Una paz que no es la que el mundo da. No viváis angustiados ni tengáis miedo.» JUAN 14:27 BLP

Algunas de estas promesas las hizo Jesús a sus discípulos la noche en la que iba a ser traicionado por Judas Iscariote. Me imagino la urgencia velada de su voz y sus palabras cuando estaba alentando a sus discípulos con unas promesas para cuando él faltara. Conocía su destino y se lo hizo saber a los discípulos. El camino no iba a ser fácil. Nunca es fácil.

«Os he dicho todo esto para que, unidos a mí, encontréis paz. En el mundo tendréis sufrimientos; pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo.» JUAN 16:33 BLP

Y también hace una petición y la preciosa declaración de amor y entrega hacia sus discípulos y amigos: 

«Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.» San Juan 15:12-13

¿Recordáis la nota de papel que escribe Numa Turcatti a sus compañeros en la nieve de los Andes? Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

Y es que la promesa que hizo Jesús era su propia vida entregada por nosotros.

Las promesas están hechas de palabras, y Jesús, la Palabra encarnada, se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros para dar su vida en la cruz, por ti y por mí, sus amigos.

Y sí, yo también estoy cansado, en ocasiones agobiado o triste y por eso necesito recordar y confiar en las promesas de aquel Maestro que no prometió el mar, pero que anduvo sobre él, calmó las aguas en la tormenta y ayudó a los discípulos a recoger una pesca milagrosa. Y ese Maestro nos prometió una vida eterna junto a Él en la casa del Padre. De hecho, se la volvió a hacer en los últimos momentos de su vida, al ladrón que estaba crucificado como él en el monte Gólgota.

«Uno de los criminales colgados a su lado lo insultaba, diciendo: —¿No eres tú el Mesías? ¡Pues sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros! Pero el otro increpó a su compañero, diciéndole: —¿Es que no temes a Dios, tú que estás condenado al mismo castigo? Nosotros estamos pagando justamente los crímenes que hemos cometido, pero este no ha hecho nada malo. Y añadió: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey. Jesús le contestó: —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.» LUCAS 23:39-43

Qué bonita y reconfortante fue la última promesa de Jesús en la cruz. Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Alerta de spoilers

Voy a ir acabando el artículo, pero te voy a hacer unos spoilers. Jesús murió y fue enterrado. Pero como prometió, resucitó al tercer día, se apareció a sus discípulos y a las multitudes y ascendió al cielo con la promesa de regresar y llevarnos con él. 

Su cuerpo no está en una fosa común, como el de mi abuelo o el del maestro Antonio Benaiges. Su memoria y su mensaje no han podido ser “depurados” o eliminados. Siguen vigentes y millones de personas siguen compartiéndolo y haciéndolo parte de sus vidas.

El maestro que entregó su vida por nosotros en la montaña y que prometió un hogar para nosotros en la eternidad sigue vivo, nos ama, nos espera y volverá a buscarnos.

Podemos aprender mucho sobre el mar y la montaña, y podemos descansar tranquilos en las promesas firmes de Jesús de Nazaret.

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