Al servir a los demás, estamos sirviendo a Dios

Al servir a los demás, estamos sirviendo a Dios
“... cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensarios de las diferentes gracias de Dios” 1ª Pedro 4:10

Un don es todo aquello que el Señor nos ha dado que puede servir para los demás y para la extensión de Su Reino. Cada creyente debe saber cuál es su don. Suele descubrirlo poco a poco, probando. Existen muchos dones; para descubrir el propio, hay que probarlos y creer que se tiene uno, ya que no se puede encontrar algo que no se cree que se tiene. Nosotros tenemos la responsabilidad de descubrir nuestro don, usarlo y disfrutarlo. Los dones no son para el prestigio personal, sirven para edificar la Iglesia. Cuando ejercitamos los dones, Dios los hace crecer. Pero cuando los usamos para nosotros, mermamos el crecimiento de la congregación y el nuestro propio. El cristiano no puede estar satisfecho si no realiza buenas obras. Cuando no usamos nuestros dones, degeneran y la obra se estanca. La motivación correcta en el uso de dones es buscar el sentir de Cristo: humillarse, amar, servir, valorar a los demás y preocuparse por el bien de los otros. Cuando somos conscientes de nuestros dones y los ponemos en práctica, la Iglesia se edifica y expande, y Dios es glorificado.

Predicación del 14 de octubre Antonio Cruz

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