Culte 20 de març de 2022 (streaming) - Repensar la Vida | ¿Qué piensas del desánimo?

Culte 20 de març de 2022 (streaming) - Repensar la Vida | ¿Qué piensas del desánimo?

Aquí tens el vídeo complet de la retransmissió en directe del culte del dia 20 de març de 2022, i les notes de la predicació a continuació: "Repensa la teva vida" - Venciendo el desánimo" amb Juan Carlos Casal 

https://www.youtube.com/watch?v=HMU4hOuNvi0

Repensar la Vida | Qué piensas del desánimo | Juan C. Casal_2022.03.22

Hebreos 12.3

“No… Vengo cansado. Esto me va a costar hoy…”

¿No sé si alguna vez, os habéis sentido desanimados? ¿Quién se ha sentido desanimado alguna vez? ¿Quién no? ¿Alguien que no?... Si hay alguien que no, que venga y nos lo explique. No sé, igual hay alguien.

La verdad, que es un sentimiento que todos hemos experimentado. Es una cosa inherente al ser humano, en algún momento u otro.

Y si vas a buscar la definición de Desánimo, pues te desanimas, que es lo que me pasó a mí. Porque buscas Desánimo, y te dice: Desaliento, falta de ánimo…  Mucho no me aportas, ¿no? Bueno, vamos a ver qué es el ánimo:

  • El ánimo tiene que ver con fuerza, con vigor, con vitalidad, con intensidad, con movimiento, con voluntad… Todas esas cosas.
  • Luego miras que es animar, y te salen doce mil cosas. Pero tampoco te explica el concepto, solo una definición de varias cosas.
  • Pero, el Desánimo es un sentimiento, que podemos definir como: Falta de fuerza, falta de interés o voluntad, que a menudo, viene acompañado de pasividad y de incapacidad para resolver, o aprender algo.

Creo que ahí nos vemos reflejados todos:

Has hecho un examen  - jóvenes, y no tan jóvenes-  y lo ha suspendido, y dices: “Esto no hay quien lo apruebe”, y ahí viene el desánimo. Dices: “Esto, yo no lo voy a superar”

Yo, en toda la carrera - ¡Atención, jóvenes! -  solo suspendí una asignatura, pero la suspendí dos veces:

  • La primera era: “…igual no he estudiado lo suficiente” … era lo más probable.
  • Pero la segunda: “esta vez lo voy a clavar” Y la segunda, cuando veo la nota, ya dije: “Esto es un desastre… ¿qué es lo que he hecho mal? Esto no lo voy a aprobar”

Mi mente, automáticamente, ya se puso en modo negativo y se cerró. Dice: “Por mucho que estudie… Si ya he estudiado, no entiendo porque estoy suspendiendo”. Ya, pensamiento negativo y un bloqueo.

Nos pasa a todos, y nos pasa a diario y en las circunstancias de la vida. Nos pasa con la familia, con el trabajo, con los estudios, con los amigos, las relaciones… De tal manera que, en cualquier momento de nuestra vida, podemos tener desánimo, y puede venir el desánimo. Y ese pensamiento negativo [que es lo peor del desánimo] nos lleva a pensar, que ese problema, o esa circunstancia, no tiene solución. No le vemos un futuro viable.

Ahora, la cuestión es cómo enfrentamos ese desánimo.

¿Sabéis cuántos intentos hizo el señor Thomas Alva Edison, antes de conseguir una bombilla viable?... Un número… ¡Mil! Mil intentos para llegar a un objetivo.

Tenía un ayudante. que le preguntó: “¿cómo es que él seguía después de mil fracasos?”

Y él le contestó, que “No eran mil fracasos, sino que había conseguido entender mil maneras de no hacer una bombilla”

Es darle la vuelta, un poco, a esa situación.

Tenemos una primera foto del del PowerPoint:

Ese podría ser cualquiera de nosotros, en una situación de desánimo. Veis todo el banco, es muy largo, y nadie se ha sentado a su lado. O sea, está “más solo que la una”.

El desánimo ¿es un pecado?

[ ¿Está Ismael hoy entre nosotros? Ismael Gramaje… Hola Ismael. ¿No sé si está en tu lista? Si no sabéis de qué va, os recomiendo la predicación del domingo pasado]

No. No es un pecado. Es un sentimiento que aflora en nosotros, y del que ninguno de nosotros nos podemos escapar.

Ahora, sí que hay diferentes escalas del desánimo:

  • Nos podemos desanimar por cosas que luego, pasado el tiempo, veremos que son intrascendentes. Que no tienen nada más en la vida, que ese momento que hemos pasado mal
  • Y otros momentos, y otros desánimos, que sí. Que tienen que ver con cuestiones profundas de la vida, con sentimientos profundos, y que se alargan en el tiempo. 

¿Cuáles son las causas del desánimo?

Porque si queremos atacar nuestro sentimiento de desánimo, tenemos que ir al origen. Tenemos que ver cuál es la causa, y si existe una posible solución para poder remediarlo.

Entonces, vamos a ir viendo ciertas imágenes:

  • Tenemos la primera de arriba ¿veis lo que es?: Una fractura.

Una radiografía con un hueso roto [Los médicos ya están dando el diagnóstico] Tiene que ver con los problemas físicos, con las enfermedades, y a veces, con las limitaciones que tenemos como personas.

Yo ya tengo una limitación física, que es esta (gafas) Y ya tengo que cambiarlas, porque hay muchos ya, que no sé quiénes sois.

Y eso, a veces, te produce un estado de desánimo. Cuando tú ya no puedes hacer aquellas cosas, que hacías con la habitualidad normal. O cuando viene una enfermedad, que no esperas y te limita. Evidentemente, surge el desánimo, porque es natural. Forma parte de nuestra vida y forma parte de nuestra vida cotidiana, y a veces, por desgracia.

  • También hay otros aspectos.

Aquello es un Bitcoin - está roto. Tiene que ver con los aspectos económicos de la vida. También nos afecta: Podemos buscar empleo y no encontrarlo. Podemos perder nuestro empleo. Podemos tener problemas con nuestra empresa, por qué no está funcionando como tendría que funcionar…

Muchas veces, todo eso nos crea estados de desánimo. Y es normal que estemos desanimados, porque son cuestiones importantes, que nos afecta en nuestra vida y en el día a día.

  • Tenemos otra imagen ahí.

¿Qué puede representar esa imagen?... Están enfadados. Dos, que están enfadados: Las relaciones.

Ya pueden ser tanto relaciones de pareja, como relaciones de amistad, como relaciones de familia… Tiene que ver con todos los aspectos relacionales, de unos con los otros. A veces también nos afecta: La pérdida de un familiar, la pérdida de una amistad, la pérdida de una relación. A veces, las relaciones se fracturan, se rompen, y eso duele. Eso causa desánimo muchas veces. Sobre todo, cuando eres joven: aquella chica que no te hace caso… Tranquilo, ya vendrá alguien que sí. No te preocupes…

  • Tenemos otra imagen más, que es… un cristal roto. Un espejo roto.

¿De quién nos puede hablar eso?... Tiene que ver con los sueños rotos, con proyectos rotos Con aquello que estamos intentando construir en nuestra vida y que, por alguna razón, pues no funciona. Fracasamos en ese intento, ya sea cualquier sueño o cualquier proyecto, y eso nos afecta. Eso, de alguna manera nos influye, y eso nos causa desánimo.

Cada uno tiene sus circunstancias. Cada uno, es una vida particular. Incluso, los que vivimos bajo el mismo techo, nuestras circunstancias son distintas. Aunque hay muchas similitudes, pero cada uno les experimenta de una manera distinta y diferente.

Hay un pasaje…, Job. Sabéis, el pobre hombre - nada más empezar el libro-  la experiencia traumática que tuvo, que lo perdió absolutamente todo. Y cuando digo todo, es todo. Perdió todo su ganado, perdió todos sus siervos, perdió a toda su familia, menos su mujer. Y encima, una enfermedad, que el hombre estaba sentado en el suelo, y se rascaba con una teja, dice el texto bíblico. De tal manera, que su mujer, cuando lo vea allí dice:

“Pues mira chico, ha llegado a un punto, que yo, en tu situación, maldeciría a Dios, y te mueres. Y ya está. Porque para estar así…”

Y fijaos en lo que le dice Job. Dice:

“Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios”

Y en el capítulo anterior, cuando lo ha perdido absolutamente todo, incluso a sus hijos, dice que Job “…no atribuyó a Dios despropósito alguno”

Cuando habla de despropósitos, Job entendía que, a pesar de todas sus circunstancias, a pesar de que todo lo que le había pasado, al final, Dios tenía un propósito específico para él.

Él, en ese momento, evidentemente no lo veía, ni lo sabía, ni tenía idea de cuál iba a ser su futuro. Pero lo que sí le entendía, es que todo lo que estaba pasando en su vida, no era un despropósito de Dios. Sino que al final, Dios iba a tener un propósito concreto para él y para su vida.

Ahora ¿cómo podemos combatir el desánimo?

Porque hay circunstancias en la vida, que son muy complicadas, y que nos hacen, no solo estar desanimados, sino a veces también tambalear nuestra fe.

El desánimo, cuando se arraiga en nuestros corazones y en nuestra vida, nos lleva a una situación de parálisis. De quedarnos parados, de no querer hacer nada. A veces, incluso, de falta de voluntad para hacer cosas.

Cuando uno está desanimado: “¿Te pides a pasear?... para qué... ¿Quieres hacer esto? Para qué…” Porque no le ves propósito, ni fin a nada.

Ahora ¿cómo podemos combatir el despropósito? 

Si queremos combatir el desánimo, tenemos que aportar nuestra colaboración y nuestra actitud, si queremos realmente combatir… si queremos que el desánimo desaparezca de nuestras vidas.

Aquí hay dos imágenes: La misma situación, la misma realidad, pero dos maneras diferentes de enfocar la vida:

  • Una de manera [Sí hubiese sido hoy mismo, yo hubiese cogido la primera]

“…Vaya, mala suerte, predico… lloviendo… mal tiempo… no me apetece. Me apetece más quedarme en casa”

  • Pero, quizás, la actitud correcta, es esta:

“…Mira, hace tiempo que no llovía. Pues ¡mira qué bien!... los campos van a poder florecer, vamos a poder tener reservas de agua. Bueno, es un mal menor, me cojo el paraguas y si me mojo un poco los pies, no pasa nada, me cambiaré de calcetines. Ya me cambiaré de calzado”

Es una cuestión de actitud. Es una cuestión de cómo vamos a enfrentar la lucha contra el desánimo.

Solo os voy a dar tres claves. Bueno, tres claves, que he pensado, que espero, que os ayuden a reflexionar. No son nada nuevo. No hay, como diría Eclesiastés, no hay nada nuevo bajo el sol. No, está todo hecho y está todo escrito.

Pero mirad, yo os propongo, en primer lugar: La confianza en Dios.

Cuando estás desanimado, pocas cosas hay que te puedan sacar de ese pozo, si no tienes en cuenta la confianza en Dios.

Cuando Josué, en el Antiguo Testamento, iba a iniciar la conquista de la Tierra Prometida, Dios le dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” 

Esa era la promesa, y ese mismo Dios que tenía Josué, es el mismo que tenemos nosotros. 

Muchas veces, yo me veo en esas circunstancias que dices: “Estoy en un lío, que de este no salgo” …

Intento salir yo con mi espada a luchar, intento luchar y hago lo que puedo. Y me imagino que está el Señor a mi lado, allí puesto con un pedazo de espada enorme. Y yo intentando luchar solo, con mi espadita, no haciendo nada. Cuando tengo a mi lado aquel que sí que puede luchar por mí, y puede ganar mi batalla. Digo que a veces nos olvidamos de eso.

En ese aspecto, debemos de distinguir entre lo que podemos hacer, y lo que debemos de hacer, y hasta dónde debemos de llegar.

Porque todo tiene un límite. Si yo me rompo una pierna (veíamos la imagen del hueso), yo sé que tengo que ir al médico. Será el médico quien me pondrá el hueso en su sitio y me escayolará. Mi misión es ir al médico, y luego hacer reposo y tener paciencia, porque eso será para largo. Esa es mi meta, mi propósito.

Mi meta y mi propósito no es escayolármelo yo, ni hacer cosas que no puedo hacer. Eso lo harán otras personas.

Por tanto, hemos de confiar, en que Dios está siempre a nuestro lado. Que no estamos solos. Que no estamos en la en la lucha solos, sino que estamos acompañados, y muy bien acompañados.

Además, que Dios conoce nuestros límites. Este, creo que es uno de los versículos que, en momentos de dificultad, en momentos duros de la vida. Es un versículo que nos ha dejado Pablo en 1ª de Corintios 10:13, y que es un versículo al que nos tenemos que acoger. Dice:

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”

De tal manera que, cuando estás en una situación que piensas, que esto ya no puede ir a peor… Tranquilo, que seguramente irá peor. Pero no te preocupes, porque Dios está ahí. Dios conoce tus límites. Dice que no te va a llegar nada, que no sea humano y que Dios no conozca. Y si te llega, que Dios te va a dar una salida. Te va a abrir una puerta.

El ejemplo lo tenemos, por ejemplo, en Pablo.

Pablo y Silas estaban predicando por Macedonia, y en un momento determinado dicen: “Pues vamos a la ciudad de Filipos”. Se van hacia Filipos. Están predicando “tranquilamente”, y hay una mujer que tiene un espíritu de adivinación, que a Pablo le “toca un poco las narices” y dice: “Pues esto lo arreglo yo”.

Coge, y el Nombre de Jesús, echó aquel espíritu de adivinación de la muchacha.

¿Qué pasó? que aquella muchacha tenía unos amos, era una esclava.

Aquellos amos se enfurecieron porque Pablo y Silas habían “cargado” el negocio de la adivinación.

¿Qué hacen? “…pues bueno, pues vamos a castigarlos porque en esta ciudad, esto no se permite”

Cogen, los azotan - les dan bien. Y no solo eso; se dice “…ahora los metéis en el calabozo más profundo, y le ponéis las cadenas. Los atáis de pies y manos”. Y cogen, y lo hacen.

Yo estaba pensando en esa imagen, y pensaba que, si yo fuese Pablo o Silas…

Bueno, si fuese Silas, le diría a Pablo que “¿Dónde me ha metido? ¿Dónde me has llevado? Pero que, si fuese Pablo, pues yo no sé lo que haría. Yo sé, por el texto bíblico, lo que hizo Pablo y lo que hizo Silas: se pusieron a cantar, a alabar a Dios.

En esa circunstancia, cuando tú piensas: 

“A ver, si yo estoy dando mi vida por el Evangelio. Si yo estoy predicando el Evangelio, ¿ahora tengo que ir a la cárcel? ¿qué propósito hay en esto? 

Si a mí me lo hubiesen hecho, seguramente, todo el cambio hubiese estado renegando. Y en el fondo de aquel calabozo, pues muy probablemente, cantar… no sé si cantaría, pero maldecir, probablemente maldeciría bastante.

A veces no sabemos cómo reaccionamos en según qué circunstancias. Lo que sí es cierto, es que Pablo y Silas entendieron, que aquello - no sabían por qué-  pero que Dios lo estaba permitiendo.

¿Cuál era el propósito? Bueno, el propósito es aquellos presos. Dice que los presos les estaban oyendo. No nos hablará más de los presos, pero muy probablemente estaban escuchando del amor de Jesús. Estaban escuchando lo que Jesús había hecho por ellos, y no descartemos que alguno de aquellos presos [quizás fue Pablo el primer prisionero en las cárceles de esa manera], también conociese a Jesús, igual que lo conoció el carcelero.

Porque la historia sigue y dice que apareció el carcelero por allí. Y el carcelero, viendo lo que había sucedido entregó, su vida a Jesús. O sea que, al final, había un propósito. Un propósito que seguramente Pablo y Silas, mientras estaban siendo azotados, no entendían. Pero si había un propósito detrás.

Dios, aún es capaz de utilizar las situaciones adversas, para sacar bendición.

Y dentro de esa confianza en Dios: Recordar lo que Dios ha hecho por cada uno de nosotros. Creo que a veces se nos olvida.

A veces pasamos por circunstancias. Yo seguiré con mi ejemplo de mi terreno hundido, hasta que me dé… Voy a sacarle todo el jugo que pueda. Cuando ves aquel desastre y dices:

“¿Por qué Señor, por qué habrá esto? ¿Es que no soy bueno? No soy todo perfecto, pero ¿por qué esto?”

Luego te planteas y dices: “Bueno, esto ha pasado así. Pero ¿qué es lo que me ha dado Dios?

Y empiezas a ver todas las provisiones que Dios te ha dado:

  • Que yo, en mi vida, me hubiese imaginado que hubiese podido hacerme una casa.
  • Que cómo Dios me ha bendecido materialmente.
  • Cómo Dios me ha bendecido con la familia.
  • Cómo….

Y le empiezas a quitar, de alguna manera, hierro a lo que te está pasando. Porque aquello, al final, no deja de ser una cosa material. No tiene más importancia que la que tiene.

Piensas en todo lo que Dios te ha dado, y tu perspectiva cambia. Ya no me preocupa aquello que hay allí. Dios dirá.

Dios sabrá cuál es el propósito final de eso. Pero eso ya no me desanima. Ver ese terraplén, hasta me hace gracia. No sé si es un poco masoquista, pero ya no me preocupa, ya no me desanima. He entendido que habrá algún propósito detrás, y seguramente a la larga lo veré. Pero eso ya no me preocupa, ya no me desanima, ya no me quita mi tiempo, ya no me quita mi fuerza.

Quería daros dos claves más, muy rápidamente:

Otra es, que recordando todo lo que Dios hace y que está a nuestro lado, también recordemos quiénes somos. Que nos autoanalicemos: Somos hijos de Dios.

Dios nos ha hecho sus hijos, y Dios nos ha dado su Espíritu Santo. Por lo tanto, no solo está Dios a nuestro lado, sino que Dios ha dado el Espíritu Santo, que está dentro de nosotros.

Creo que, muchas veces, también nos olvidamos, y nos quitamos valor. Sobre todo, cuando eres más joven, que tienes la autoestima, a veces, con subidas y bajadas ¿verdad?

Para Dios eres tan importante, que murió por ti. Y no solo es eso, sino que además dado el Espíritu Santo. O sea, para Dios eres una persona única, eres una persona valiosa, eres una persona que no es intercambiable con otra.

Por tanto, recuerda que eres hijo de Dios, y que Dios te quiere y Dios está contigo.

Cuida de tu cuerpo. Jesús descansaba, incluso se dormía en medio de las tormentas. Jesús era consciente de que necesitaba descansar.

Cuida tu mente. Mira lo que entra dentro de tu mente. Mira lo que dejas entrar dentro de tu mente, de tus pensamientos. Y no dejes que el desánimo empiece a decirte, que no eres nadie. Que no tienes valor ninguno, que no sirves para nada. Todo lo contrario, eres hijo de Dios. Dios te quiere y Dios te puede utilizar, y te quiere utilizar.

Y, por último, y quizás es el paso, no más difícil, pero a veces sí que es el que cuesta un poquito más de dar. Y es: Que pases a la acción.

Que pases a la acción. Que no te quedes parado.

Bueno, tenemos ahí:

  • La confianza en Dios.
  • El que somos importante para Dios
  • Y hay una imagen de flash. La imagen del movimiento, de la velocidad. No podemos quedarnos estancados.

Tienes que dar un paso adelante. Tienes que intentar animarte.

Si estás bien, anima a los que están a tu lado. Anima a los que tienen problemas de desánimo.

El desánimo es una cosa que se ve, no se puede disimular. Si ves alguien así [alicaído], probablemente es, que anda un poco desanimado. Si lo veis andando como unas castañuelas, igual se tendrá que animar al otro.

Y comparte. Comparte lo que tienes. Muévete, no te quedes estático.

Intenta salir de esa rutina. Intenta salir de esa circunstancia en la que estás, recordando todo lo que Dios ha hecho. Y, sobre todo, pensando en que Dios tiene un propósito para ti en el futuro. No te quedes estancado en el ahora. No te quedes estancado en que las cosas ahora van mal, o en el fracaso, si no piensa en el futuro. Piensa en lo que Dios puede hacer más adelante. 

[una última diapositiva, que es el resumen de lo que quería compartir con vosotros, en esta mañana]

  • No debemos permitir, que el desánimo se instale en nuestras vidas. Debemos intentar sacarlo.
  • Debemos identificar el origen y la causa de nuestro desánimo, para poder combatirlo. Saber de dónde viene, para saber contra quién estamos luchando.
  • No debemos dejar que el destino nos dé una visión equivocada de nuestro entorno y de nosotros mismos. Somos hijos de Dios. Recordadlo: somos hijos de Dios. Somos valiosos. Tenemos el Espíritu Santo, que Dios nos ha dejado.
  • La acción es primordial, para sacudir el desánimo de nuestras vidas. No te quedes parado, sobre todo. No te quedes anclado. No dejes que el desánimo se arraigue en tu vida
  • Y, por último: La confianza en Dios y una relación estrecha con Él, son la mejor solución para el desánimo

Canta cuando estés desanimado. Si no sabes cantar pon música - música cristiana. Que te anime, que te lleve a acercarte, que te haga girar la situación en la que estás. Que seas capaz de darle la vuelta. Ora, lee…

Os dejo, simplemente, con una de las muchas anécdotas, que seguramente compartís conmigo:

Teníamos la Célula, bueno, el “Aula de Pregària”, cuando se podía, en las casas. Íbamos a una, que lo hacíamos en viernes. Bueno, había muchos viernes que [os podéis imaginar], después de la semana, y después de muchas cosas, y a las ocho de la noche, era como “¿…hay que ir?”

Yo decía:

  • Marta, ¿hay que ir?
  • Sí, hay que ir
  • Bueno, pues, si hay que ir, se va.

Como diría aquél: “Igual es tontería, pero es el Aula de Oración, pues vamos para allá”.

Llegas allí, te reúnes y hablas, y empiezas a compartir la Palabra. Empiezas a orar, pasas un rato estupendo, magnífico. Y la persona que sale de aquella Aula después de una hora y media, a dos horas, no es la misma que entró.

Eso es lo que quiero dejaros en esta mañana: Que el acercarnos a Dios, el tener comunión, puede transformar nuestras vidas por completo, en un abrir y cerrar de ojos.

¡Pues que el Señor os bendiga!

Comentaris