Los hebreos veían que Jesús no volvía. Para nosotros es chocante, pero pensaban en la reunificación del pueblo de Israel bajo el reinado del Mesías. Tenían una crisis espiritual, pero si quieren ser cristianos deben ponerse de pie en una sociedad que se les opone y dar el paso. El sistema ceremonial de los israelitas tenía mucho sentido.
Hay quien se pregunta por qué Dios no nos perdona y nos acepta por el hecho de amarnos. Dios decidió crear un mundo bueno y justo, pero surgió la caída por nuestra desobediencia. Y Dios pensó en el perdón para comunicarse con nosotros; Dios es amor y misericordioso. El universo es moral y necesita códigos. Si no vienes a la iglesia con sinceridad y arrepentimiento, no sirve de nada.
Estamos estropeados. Vemos a Jesús que usa su autoridad para enseñar, pero todos le dimos la espalda: no sólo Pilatos o Caifás; fue Judas, fue la multitud gritando ¡crucifícale!, entre los cuales estaba yo cuando desobedecía a mis padres o albergo pensamientos vengativos. Pero es cuando entiendo que Jesús sacrificó su vida una vez para los pecados de muchos. Jesús se despojó de su gloria, entró sólo en la cruz y en el santuario real, en el celestial. Y Jesús, volverá; tenemos una gran esperanza.
Predicación del 1 de julio Carlos Cerezo
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