Sobre el mar y la montaña: La Sociedad de la Nieve

Sobre el mar y la montaña: La Sociedad de la Nieve

“Al recordarlo, ellos mismos se preguntan: ¿Por qué no volvimos juntos? ¿Qué sentido tiene? Denle ustedes el sentido. Ustedes son la respuesta. Sigan cuidándose unos a otros. Y cuéntenle a todos lo que hicimos en la montaña” — Numa

Estas son las últimas palabras del guión de La Sociedad de la Nieve, unos de los más recientes fenómenos cinematográficos de 2024. Ganadora de 12 Goyas el pasado sábado, y pendientes de las dos nominaciones a los Oscars, la epopeya de los supervivientes del accidente aéreo de 1972 en los Andes se ha convertido en la segunda película más vista en Netflix no hablada en inglés… y no tardará en llegar a ser la primera. No me cabe la menor duda.

La película de J. A. Bayona está basada en el libro homónimo del uruguayo Pablo Vierci, amigo personal de muchos de los protagonistas de aquel “milagro de los Andes”. Estoy pendiente de leer el libro, pero la película me ha cautivado. Si podéis verla en pantalla grande, no os la perdáis. Es un espectáculo cinematográfico y es de las películas que me gustan. Primero, por lo bien que está hecha, a todos los niveles. Segundo, porque cuando acaba y empiezan los créditos y se oye la preciosa música de Michael Giacchino, se hace un silencio reflexivo en la sala de cine que dice mucho más que las palabras. Y tercero, porque cuando llegas a casa, empiezas a pensar y a reflexionar en lo que has visto y en lo que te han explicado de aquella experiencia de supervivencia extrema. Esto es lo que más me gusta.

Lo que hicimos en la montaña

“Y cuéntenle a todos lo que hicimos en la montaña” nos encarga la voz de Numa Turcatti, el narrador de la película. Yo os quiero contar lo que me gustó y lo que aprendí sobre la fe, sobre la entrega y sobre el sacrificio viendo esta película. 

El cuidado de los unos a los otros

Cuando el grupo de supervivientes del accidente en los Andes se ven rodeados de montañas, frío y nieve, pronto se dan cuenta que sólo se tienen a ellos para sobrevivir a unas temperaturas de 30 bajo cero… Unos cuidaban de otros y curaban y protegían a los heridos con los pocos recursos que tenían.

Tenían que dormir apiñados para conservar el poco calor que generaban sus cuerpos, y por las noches estaban alerta escuchando las respiraciones de los compañeros y viendo si continuaban respirando.

Todos eran importantes y todos se tenían que mantener con vida. Leí en un artículo que estos versículos de Eclesiastés adquirían un nuevo significado en este contexto de supervivencia extrema.

Mejor son dos que uno,

    porque obtienen más fruto de su esfuerzo.

10 

Si caen,

    el uno levanta al otro.

¡Ay del que cae

    y no tiene quien lo levante!

11 

Si dos se acuestan juntos,

    entrarán en calor;

    uno solo ¿cómo va a calentarse?

12 

Uno solo puede ser vencido,

    pero dos pueden resistir.

¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!

Ciertamente, tuvieron que hacerse una piña para dormir y conservar el calor para sobrevivir. Me impactó mucho saber que ninguno de los supervivientes perdió ningún dedo de los pies o de las manos, como sucede con muchos montañeros que se aventuran a escalar montañas. ¿Cómo lo consiguieron? 

Tenían la rutina de calentar y masajear los dedos de los pies de los compañeros para que no faltara la circulación de la sangre y que la falta de riego pudiera provocar la gangrena de los dedos. Esto tenía un doble efecto que ellos desconocían: cuidando los pies de los compañeros mantenían activas sus propias manos y la sangre circulaba por sus dedos, lo que tenía un efecto de reciprocidad maravilloso. Cuido de tus pies, y esto a su vez cuida de mis manos.

Estoy convencido de que esta escena de la vida de Jesús pasaría por las cabezas de los jugadores de rugby del Old Christians, con profundas convicciones cristianas.

»Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, lo mismo debéis hacer vosotros unos con otros.«

‭‭JUAN‬ ‭13‬:‭14‬ ‭RV2020‬‬

»Pero Dios ordenó el cuerpo dando mayor honor al que menos tenía, para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.«

‭‭1 CORINTIOS‬ ‭12‬:‭24‬-‭25‬ ‭RV2020‬‬

 

El versículo en un papel

Si una cosa queda clara después de ver la película es que aquella traumática experiencia fue lo más alejado del compañerismo de un campamento juvenil en la montaña. En el momento que toman conciencia de que se acaban las operaciones de rescate y les dan por muertos entienden que no van a ser rescatados. Es un mazazo para los supervivientes y caen en la desesperación. 

Sólo cuentan con ellos mismos para sobrevivir y con determinación, distribuyen tareas, rutinas y trabajos para subsistir. Se forma esta Sociedad de la Nieve, un microcosmos de sociedad en el infierno blanco.

Hasta la brutal decisión de encontrar alimento en los cuerpos de los compañeros fallecidos se habla y se consensúa. Es tan dura la conversación previa a esta decisión que sobrecoge el alma. Todos ellos se posicionan a favor y en contra. Todos ellos se escuchan y valoran los argumentos de cada uno de ellos, respetando la decisión final.

Y la Biblia vuelve a aparecer en un momento muy dramático de la película. No os quiero revelar los detalles de la escena, prefiero que lo descubráis vosotros mismos, pero no me cabe duda que los millones de espectadores que han visto la película recordarán para siempre las palabras de Jesús que toman un protagonismo especial en la película:

»Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.«

‭‭San Juan‬ ‭15‬:‭13‬ ‭RVR95‬‬

Una sencilla frase, escrita en un humilde trozo de papel, ejemplifica de manera clara las palabras sacrificio y entrega. Cuando piensas que fueron palabras de Jesús horas antes de morir en la cruz por ti y por mi, te recorre un escalofrío por toda la columna. Inolvidable.

Encontrando a Dios en la adversidad

El autor del libro, Pablo Vierci, señala en el prólogo la idea nuclear de La Sociedad de la Nieve: “ En los Andes van dejando por el camino todos los prejuicios y mezquindades de la sociedad del llano… Contrariamente a lo que predicen las ficciones apocalípticas no hace su aparición la jauría humana, el “sálvese quien pueda”. En lugar de ello asoma el espíritu solidario, donde lo prioritario es atender al más lastimado: la salvación es colectiva, con compasión y misericordia, porque cada vez que uno muere, todos se mueren un poco.”

Bayona no explicita en su película las muestras de fe de los supervivientes en la montaña, más bien se centra en los actos de cuidado mutuo y compañerismo entre los supervivientes. No se menciona en la película las oraciones diarias que se mantuvieron los 72 días de la prueba, ni las bendiciones a los compañeros cuando fallecían  por el frío o las heridas. Pero leyendo los testimonios de ellos y  las cartas que escribieron algunos de los jugadores en la nieve, podemos entender que la fe que muchos profesaban se convirtió en un ancla en la tempestad. Una vez más,  entendemos que somos más receptivos a Dios cuando el mundo se tambalea a nuestro alrededor. ¿Dónde está Dios cuando se sufre? Cerca, más cerca de lo que nos podemos imaginar.

“Nuestra fe en Dios es increíble (se podría decir que es común en ciertos casos como este), pero yo creo que está muy por encima.

Rezamos todas las noches y las mañanas, y todos los días uno encabeza las oraciones comentando con sus propias palabras el sentido de la oración. Es una manera de darnos fe y ánimo mutuamente.”

Carta de Gustavo Nicolich a su familia

 

«… En situaciones como ésta la razón humana no llega a abarcar la comprensión del poder infinito y absoluto de Dios sobre los mortales. Nunca sufrí tanto como ahora, física y moralmente, aunque nunca creí más en Él. 

Carta de Arturo Nogueira a su novia.

 

Esto, entre otras muchas cosas, es la heroicidad de lo que estos jóvenes hicieron en la nieve. Y merece mucho la pena ser contada. 

Pero, ¿y del mar? ¿Qué hay que decir del mar?.

Del mar hablaremos en marzo. 

Fuentes:


 

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