Verano

Verano

Esta foto de Antonio Cruz me resulta muy entrañable. La tomó en los Campamentos de Blanes, en los años 70 y me gusta porque muestra la alegría de la infancia en verano. En ella, tres amigos paran sus aventuras de verano en un pinar para posar ante la cámara y dejar plasmada la felicidad de las vacaciones en julio. Felicidad absoluta.

El origen de las vacaciones y el descanso sagrado

Me encanta la palabra vacaciones en inglés “holidays”, porque tiene una etimología preciosa: “Holy Day: Día Santo” y se refiere claramente a las fiestas religiosas donde se tiene que parar el trajín del día a día y dedicarse a los ritos religiosos de ese día: la Navidad, la Pascua. En el Éxodo se dedica un mandamiento de los diez que Dios dejó al pueblo de Israel para santificar el día de reposo: el Sabbat.

“Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado”.  Éxodo 20: 8-11

Dios conocía profundamente el corazón humano y sabía de la necesidad de apartar un día para Dios, para parar, descansar y centrarnos en el Señor. Él mismo descansó un día después de crear el mundo, dejándonos un ejemplo de trabajo y descanso.

Y me gusta también la idea de convertir nuestras vacaciones, nuestras “holidays”, en días santos en los que descansar del año laboral y reponer nuestros cuerpos y nuestras mentes cansados y nutrirlos con momentos de calma, de descanso y de felicidad veraniega. Como los tres críos de la foto.

Disfrutar del verano como los niños y encontrar la calma

Tenemos tendencia a llenar nuestras vacaciones de actividad frenética visitando lugares no conocidos, atiborrados de turistas como nosotros que quieren cazar la foto más perfecta o el selfie más impactante para impresionar a nuestros seguidores en las redes sociales. ¿Por qué no nos centramos un poco más en disfrutar el verano como los niños, que pueden pasar horas en la arena de la playa o jugando sin parar en un pinar?

Aprovecha estas vacaciones, o los días de descanso que tengas para parar, para reponer tu cuerpo y tu espíritu, para dejar pasar el tiempo y llenarte de la presencia de Dios, leyendo la Biblia, admirando un paisaje de montaña o dejándote llevar por el sonido del mar o por la belleza de las estrellas en una noche sin nubes.

Crear recuerdos veraniegos y momentos familiares

Y si tenéis pequeños en casa, proveed para ellos situaciones de recuerdos veraniegos que queden en su memoria para siempre: campamentos infantiles de aventuras con amigos, tardes de juegos de mesa alrededor de un tablero y muchas risas, una sencilla merienda de pan con chocolate, un paseo por el bosque o un buen chapuzón en la playa.

Una tormenta de verano que nos refresque del calor agobiante. Una reponedora siesta a la sombra de los pinos o un buen espectáculo de fuegos artificiales. Y aprovechad el momento tribu, con familias de la iglesia o con tu familia extendida para crear grandes conversaciones repletas de historias, chistes, veladas y anécdotas al caer la noche.

Qué buenos son los momentos de verano para nuestra memoria. Perduran para siempre.

Comentaris