Buscando equilibrio en la vida matrimonial

Buscando equilibrio en la vida matrimonial

El mes pasado vimos 4 “tomas” hacia ese sentido del amor que se ha perdido, que tiene que ver con los primeros pasos de restablecer una relación saludable. Pero, una vez que se ha expresado el deseo de cambiar, ¿qué se puede hacer para mejorar la relación? ¿Qué nuevos hábitos se pueden desarrollar para fortalecer la relación?

En su libro, Siete reglas de oro para vivir en pareja, el Dr. John Gottman, psicólogo e investigador científico de estudio de la pareja y familia afirma:

“Lo que hace que un matrimonio funcione es muy sencillo. Las parejas felizmente casadas no son más listas, más ricas o más astutas psicológicamente que otras. Pero en sus vidas cotidianas han adquirido una dinámica que impide que sus pensamientos y sentimientos negativos sobre el compañero (que existen en todas las parejas) ahoguen los positivos.”

Afortunadamente para nosotros, las costumbres que crean esa dinámica saludable se pueden aprender y practicar. Hoy vamos a ver tres: CONOCER, CULTIVAR y CONECTAR.

CONOCER

Con la cotidianidad un año tras otro, es fácil caer en el hábito de no prestar atención a cada aspecto de la vida de su cónyuge. Sin embargo, las parejas felices practican la costumbre de conocerse bien e invierten el tiempo y la energía requeridos para poder llegar a tal conocimiento.

Conocer profundamente al cónyuge no solo se refiere a recordar su horario semanal o su película favorita, sino también a descubrir y valorar sus aspiraciones y sus miedos, las tensiones y preocupaciones en su vida. Es fijarse con intencionalidad en la pareja y su vida.

Génesis 4:1 “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín…”.

La palabra hebrea aquí para conocer es yadá. Se utiliza en la Biblia para describir el profundo conocimiento emocional y respeto mutuo entre un hombre y su mujer desnudos. Es descubrir y aceptar la desnudez (no solo física, sino también emocional) del otro. Es sentirse visto y aceptado a pesar de tu desnudez.

Esta costumbre de profundizar en el conocimiento en la pareja no es solo prestar atención y conocer al cónyuge. También involucra el proceso de conocerse a uno mismo y dejarse conocer. ¿Cuán dispuesto estoy a reflexionar sobre mi mundo emocional? ¿Cuánta voluntad tengo de abrirme con mi pareja sobre mi historia personal, mis traumas y mis triunfos? ¿Mis heridas y sanaciones? ¿Mis demonios y mis sueños?

“Del conocimiento que surge no solo el amor, sino la fortaleza para capear las tormentas matrimoniales.” 

Las siete reglas de oro para vivir en pareja, Dr. John Gottman 

CULTIVAR

¿Has notado alguna vez el tono y la actitud con que recuerdas la historia de cómo os conocisteis? ¿En tu voz se oye cariño y admiración, o críticas y antagonismo?

El cariño y la admiración son ingredientes fundamentales para desarrollar y fortalecer la amistad dentro del matrimonio. ¿Por qué? Porque el cariño y la admiración son antídotos contra el desprecio.

¿Cómo está el sistema de cariño y admiración en tu relación? Considera las siguientes preguntas (y otras parecidas): ¿Mi pareja me respeta? ¿Me siento querid@ y cuidad@ en esta relación? ¿Estoy realmente orgullos@ de mi pareja?

(Estas preguntas sirven tanto para uno mismo cómo al revés, imaginándose la respuesta del cónyuge a las mismas preguntas.)

Nuestro cónyuge es el regalo perfecto que Dios nos hizo. ¿Lo crees de verdad? Si es digno de honor y respeto, ¿cómo podemos cultivar una actitud que expresa cariño y admiración hacia una persona tan valiosa?

Cultivar es el hábito de reconocer y meditar en las cualidades positivas de tu cónyuge y anécdotas que las reflejan. Es una manera de magnificar lo bueno y, así, equilibrarnos cuando hay desacuerdos o incluso crisis.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8

Un paso más allá es comunicar a la pareja estas cualidades que has notado. Nos puede sorprender en positivo la reacción del cónyuge cuando se lo contamos.

No te olvides que CULTIVAR significa cuidar, atender, mantener, conservar. Su antónimo es DESCUIDAR. Por lo cual, es una costumbre que requiere cuidado continuo, mantenimiento regular.

CONECTAR

Una tercera costumbre que se puede practicar es la de CONECTAR. Estoy segura de que practicasteis esta costumbre mucho en el noviazgo. Me refiero al nivel de atención que muestras en el día a día a tu pareja cuando te menciona algo. Es cuánta prioridad das habitualmente cuando te hace una pregunta o un comentario.

Por ejemplo, si estáis en el supermercado y tu pareja te pregunta, “¿Necesitamos lejía?” Puedes responder con atención y sintonía, diciendo, “No lo sé, pero cojo una botella por si acaso,” o puedes encoger los hombros y avanzar al pasillo de los donuts.

Todos los matrimonios buscan regularmente esta conexión, esta sintonía de la pareja. Dr. Gottman lo llama “peticiones”. El éxito de estas peticiones está determinado por la fuerza de la amistad en el matrimonio. Tenemos la opción de acercarnos y dirigirnos hacia nuestra pareja o dar media vuelta. 

Esta elección de dirigirse hacia la pareja muestra una actitud de humildad que valora al cónyuge, comunicando que las cosas que importan a la pareja también me importan a mí.

“‭‭La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” Filipenses 2:5-8

Aunque parezca mentira, cuando nuestro cónyuge sabe que puede contar con nosotros en estos momentos tan cotidianos, se fortalece la relación y aumenta la pasión.

Un concepto simple que se puede aplicar para fortalecer esta conexión emocional con la pareja es la cuenta bancaria emocional. Cada acto positivo es como un ingreso en la cuenta bancaria emocional de la pareja. Este apoyo y conexión va acumulando “capital” y puede ayudar a la hora de un conflicto o una crisis. 

Normalmente, son acciones pequeñas cotidianas que hacemos: llamarle en el trabajo para ver cómo ha ido su presentación; hacerle una taza de café por la mañana sin que te la pida, etc. Pincha aquí para una lista amplia de posibles actividades que puedes llevar a cabo para seguir ingresando en su cuenta bancaria emocional.

Conocer profundamente al cónyuge, cultivar una mirada positiva hacia ella y conectar con ella en las pequeñas cosas cotidianas… cuánto trabajo, ¿verdad? 

Es cierto que requiere esfuerzo, pero nada que valga la pena es fácil. Todas las cosas de valor requieren atención y compromiso. Igualmente, el beneficio supera con creces el coste. Desarrollar la relación matrimonial para que vivas una abundancia de experiencias y actitudes positivas contribuirá a más equilibrio para cuando vienen las tormentas en la vida.

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