¡Necesito vacaciones de las vacaciones! ¿Os suena esta frase? ¿La habéis escuchado de la boca de alguien cuando os habéis reincorporado al trabajo o a las clases después del verano?
Parece mentira, pero es una frase mucho más común de lo que nos imaginamos. ¿No es paradójico que nuestra sociedad, que vive pensando en las vacaciones de verano todo el año, llegue a la rentrée diciendo que estamos cansados de hacer vacaciones? ¿Qué pensará Dios al escucharnos volver al trabajo con esta extraña expresión de gratitud?
Y puedo comprender por qué llegamos a estar cansados y agotados de nuestras vacaciones. A menudo contratamos paquetes vacacionales que nos hacen una ruta por Europa: Tesoros de Bohemia, Maravillas del Egeo, Castillos y fortalezas medievales de Alemania y Austria… y la verdad es que nos enseñan todos estos tesoros del patrimonio turístico a un precio muy caro: estar días y días sin parar de hacer cientos de kilómetros para poder sacarle partido a los tesoros de Bohemia y no perdernos ninguna maravilla del Egeo, aunque tengamos que llevar un horario marcial que a veces nos hace desear regresar a la rutina cotidiana de nuestros despachos o de nuestras tareas diarias, que —visto así— no parecen tan agotadoras.
Sustituye la ruta europea por una gran ciudad americana, un trekking por una zona montañosa o un pack multiaventura en un resort tropical. Nos cansamos de unas vacaciones cargadas de actividades, visitas culturales o adrenalina.
Tenemos un problema con el descanso, o mejor dicho, con no respetar los tiempos de descanso y llenarlos de ajetreo o ruido camuflado de actividad para desconectar. ¿Por qué no regresamos a la receta original? ¿Qué nos dice la Biblia del descanso?
Dios se tomó descanso después de acabar su creación. Según el Génesis, Dios creó el mundo y el ser humano en seis días y al séptimo descansó:
1 Así quedaron terminados los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos.
2 Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado toda la obra que había emprendido.
3 Dios bendijo el séptimo día y lo santificó porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
(Génesis 2:1-3)
Dios descansó de su obra creadora, bendijo este día y lo santificó. Y no creo que el omnipotente descansara porque estuviera cansado o fatigado. Descansó para enseñarnos que hay que santificar el descanso y el reposo, porque nuestros cuerpos y nuestras mentes lo necesitan para recuperarse.
8 Acuérdate del día sábado para santificarlo.
9 Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer,
10 pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios.
No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava,
ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades.
11 Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,
y descansó el séptimo día.
Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo.
(Éxodo 20:8-11)
Vuelve a leer Éxodo 20 y revisa con atención las instrucciones que da Dios para el cuarto mandamiento.
“No mates”: dos palabras.
“No mientas”: dos palabras.
“No cometas adulterio”: tres.
“Acuérdate del día sábado para santificarlo”: seis palabras, y después las instrucciones, como si de un prospecto de una medicina se tratara. Un largo párrafo que te da las razones por las que debemos respetar nuestro descanso con el fin de honrar a Dios.
Dios sabe que somos adictos a trabajar y a la actividad frenética, y por ello nos dice claramente que paremos para honrarle a Él. Interesante, ¿verdad?
Él conoce nuestras vidas, conoce nuestros afanes y nuestro quehacer, y sabe que somos capaces de agotar nuestros cuerpos y nuestras mentes antes de parar… incluso en los fines de semana.
Vivimos vidas frenéticas y somos pasto del estrés, tanto en el trabajo como fuera de él. Vamos a toda velocidad, como si estuviéramos subidos en un cohete. Anem de bòlit…
Anar de bòlit és una frase feta que evoca la idea de fer les coses de manera ràpida i desorganitzada, com un animal que corre sense rumb fix. Aquesta expressió s'utilitza per referir-se a situacions en què les accions es desenvolupen a un ritme frenètic, sense un pla preestablert. L'ús d'aquesta frase reflecteix una realitat freqüent en la vida quotidiana, on les responsabilitats i els compromisos es poden acumular, provocant una sensació de pressa que ens impedeix gaudir del moment.
Estoy seguro de que Dios no nos diseñó para llevar vidas frenéticas donde el reloj ni el frenesí marquen nuestro ritmo diario. No disfrutamos ni del trabajo, ni de las actividades ni de las personas.
Eso nos lleva a caer en la pandemia del estrés y de estar quemados —te lo digo por experiencia—. Quizás, como creyentes, deberíamos dar más ejemplo de una vida tranquila y sosegada, donde no nos preocupamos por el día de mañana porque el mañana traerá sus propios afanes.
Según Sonia Sparkles, una ilustradora británica enfocada a mejorar el bienestar de la gente mediante su arte y sus esquemas, existen 7 tipos de descanso: físico, mental, social, espiritual, sensorial, emocional y creativo. En esta ilustración ofrece cuatro o cinco ideas prácticas para llevar a cabo el tipo de descanso que necesitas:
Imatge: soniasparkles.com
¿Qué podemos hacer si nos sentimos agobiados, quemados o cargados?
Si en los Diez Mandamientos se nos recetaba un día de descanso semanal, Jesús nos da una clave para el descanso diario de nuestra alma:
28 »Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso.
29 Cargad con mi yugo y aprended de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón,
y encontraréis descanso para vuestra alma.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana».
(Mateo 11:28-30)
“Venid a mí”, te invita Jesús.
Si estás cansado, ven a mí.
Si estás agobiado, descansa en mí.
Te prometo que yo te daré descanso.
Imítame: imita mi humildad, imita mis maneras afables, haz que tu alma descanse. No es difícil: toma un día semanal de descanso para honrar a Dios y acércate a Jesús diariamente, con la intención de parecerte a Él siendo paciente, humilde y tranquilo.
Y haz caso a Pedro, un buen conocedor de Jesús, que nos dio un gran consejo que parece escrito para la sociedad del siglo XXI:
7 Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
(1 Pedro 5:7)
Descansa en Jesús, echa tus cargas sobre Él, deposita tu ansiedad sobre su persona y deja que te ayude a parar y a llevar una vida plena, descargada y con un propósito claro.
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