La resurrección de Jesús, que los cristianos celebraremos en pocos días, nos recuerda el amor y la pasión que Dios tiene por cada uno de nosotros.
Por eso, la cruz de Jesús, que lo llevó a la muerte para poder resucitar, construyó un puente entre nosotros y Dios.
No se trata de lo que nosotros podamos hacer, sino de lo que Cristo ha hecho por nosotros en la cruz. Él murió en nuestro lugar, por nuestro pecado, por haberle dado la espalda a Dios.
Por eso el evangelio son buenas noticias: nos habla de la gracia de Dios a nuestro favor. No se trata de lo que tú puedas hacer para que Dios te acepte, ni de lo que hayas hecho para que Dios te rechace. La cruz implica que, seas quien seas y hayas hecho lo que hayas hecho, Jesús ha construido un puente para que podamos tener una relación personal con Dios y, un día, resucitar con Él.
No sé en qué momento de la vida te encuentras, pero te invito a cruzar ese puente y disfrutar de una relación con Dios.
"Sólo Jesús pudo construir un puente al cielo con solo dos maderos."
Artículo publicado originalmente en Catalunya Religió, el 15 de abril de 2025.
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