Prudentes como serpientes

Prudentes como serpientes

Según Mateo, el Señor Jesús encomendó la tarea evangelizadora a los apóstoles con estas palabras: 

“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mt. 10:16).

La singularidad de las serpientes

Otras versiones de la Biblia prefieren el término “astutos” en vez de “prudentes”. Incluso alguna, como la Traducción al Lenguaje Actual, habla de “ser listos y estar atentos”.

¿En qué sentido puede considerarse que los ofidios son astutos, prudentes, listos o están casi siempre atentos? ¿Es una buena analogía la que empleó aquí el Señor Jesús?

Las serpientes u ofidios son unos animales muy singulares. Por eso el Maestro los eligió para su ejemplo. No tienen patas o extremidades, sin embargo, se desplazan con gran facilidad mediante movimientos ondulatorios laterales de su cuerpo.

Esto pueden hacerlo porque su esqueleto está formado por vértebras cortas, anchas y flotantes. Están diseñados estructuralmente para reptar por el suelo con gran rapidez. De ahí que sean tan hábiles para huir del peligro o para buscar su alimento.

Poseen un cuerpo delgado y largo, pero son capaces de comer presas mucho más gruesas que ellos mismos, ya que las articulaciones de su cráneo son débiles y los huesos de las mandíbulas se conectan mediante ligamentos muy elásticos.

Esto les permite aumentar considerablemente la capacidad de su boca, separando los huesos craneales cuando tragan presas de gran tamaño. Algunas especies poseen glándulas que segregan venenos potentes capaces de matar al ser humano.

Pero la utilidad principal de dicho veneno es capturar presas para su alimentación, no personas. La gran mayoría de los ofidios no son mortales para el hombre. Entre las 3.460 especies de serpientes que existen en todo el mundo, solo unas 600 son peligrosas para la humanidad (alrededor del 17%), sin embargo, la mayoría no supone ningún peligro. Al contrario, constituyen un beneficio, ya que se alimentan de animales que son una seria amenaza para los cultivos humanos.

El significado de la prudencia en el contexto de Jesús

A pesar de ello, las serpientes se han venido relacionando en muchas culturas con la muerte, el poder del mal o lo diabólico. De ahí que hayan sido perseguidas y eliminadas.

La propia Escritura usa la figura de la serpiente primigenia como personificación del Tentador. Sin embargo, el Señor Jesús resalta en este pasaje de Mateo un aspecto positivo de tales reptiles: la prudencia o astucia.

Las serpientes son reptiles que carecen de párpados y, por tanto, sus ojos están siempre abiertos de par en par. No pueden cerrarse. Esto les confiere la apariencia de estar continuamente atentas y vigilantes.

A pesar de todo, la vista no es el sentido más desarrollado que poseen. Tampoco lo es el oído, puesto que no tienen tímpano ni aparato auditivo externo. No obstante, son capaces de detectar las vibraciones del suelo que provocan sus presas.

Algunas especies presentan unas pequeñas fosas termosensitivas en la cabeza que les permiten detectar el calor que desprenden los animales y perseguirlos eficazmente. El olfato es desde luego su mejor sentido, pero no huelen por la nariz, sino por la lengua.

Esta suele ser bífida, la sacan de la boca y la agitan continuamente para captar las moléculas olorosas u hormonas del ambiente. Después la introducen en su paladar, donde existe un órgano especializado, llamado de Jacobson, que las identifica y les indica si pertenecen o no a una posible presa.

Todas estas características juntas de los ofidios hacen que el ejemplo de Jesús estuviera magistralmente elegido. La astucia y el sigilo de tales animales resulta evidente para toda persona.

A pesar de haber sido tan perseguidos por el ser humano, se han multiplicado y desarrollado por todo el mundo como ningún otro reptil. Existen en casi todos los ecosistemas, sean estos terrestres, arborícolas, de agua dulce o marinos.

Así pues, la frase “sed prudentes (o astutos) como serpientes” fue dicha por el Maestro a sus discípulos en el contexto de la preparación de estos para sus respectivos ministerios del futuro. Era una advertencia de la oposición e incluso persecución que iban a sufrir en su tarea evangelizadora.

La importancia de la prudencia

Y desde luego, cuando se analiza la historia personal de cada apóstol, se demuestra que el consejo de Jesús fue absolutamente pertinente.

Pedro fue crucificado boca abajo en Roma; Mateo fue martirizado en Etiopía a golpe de espada; Juan fue hervido en un enorme caldero de aceite en Roma, pero el Señor lo libró y murió tranquilamente años después en la actual Turquía; Santiago fue despeñado y después muerto a garrotazos por sus propios compatriotas; Bartolomé fue degollado en Armenia; Andrés fue crucificado en una cruz en forma de X en Grecia; a Tomás lo atravesaron con una lanza en la India; Matías, quien sustituyó a Judas Iscariote, fue lapidado y después decapitado; y, en fin, el apóstol Pablo fue también decapitado por Nerón en el año 67 de la era cristiana.

A pesar de toda la prudencia o astucia de los apóstoles, aquellos grandes hombres de Dios fueron martirizados por su amor y fidelidad al Evangelio de Jesucristo. ¡Qué gran ejemplo para todos los cristianos!

Evitar la persecución

Los mensajeros del Hijo de Dios deben estar siempre atentos para conocer las intenciones de las demás personas, en relación con la difusión de la Buena Nueva.

El cristiano no debe buscar el martirio. No hay ningún mérito en ello. Por el contrario, tiene que evitar la persecución hasta donde le sea posible. Tal como dijo Jesús:

“guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán” (Mt. 10:17).

Hay que ser astutos en este sentido. Cautos como serpientes e ingenuos y nobles como palomas, ya que las palomas eran para los antiguos ejemplo de candidez, indefensión y pureza.

 

Article publicat originalment a Protestante Digital, el 07 de setembre de 2023.

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