4 Razones para invertir en tu matrimonio

4 Razones para invertir en tu matrimonio

En mi trabajo se prioriza el crecimiento personal y desarrollo profesional, ¡y a mí me encanta esta perspectiva! Sin embargo, cuando me tocó a mí liderar el proyecto para matrimonios y familias en nuestro ministerio, me di cuenta de que no estaba aplicando un crecimiento continuo a mi matrimonio. No es que no quisiera un matrimonio fuerte, pero no estaba invirtiendo el tiempo necesario para conseguirlo.

La idea de invertir en la relación matrimonial tiene que ver con priorizar la relación, dedicar tiempo al cónyuge, crecer en la comunicación y resolución de conflictos, comprometerse al amor y sacrificio, desarrollar juntos un plan de vida, etc. En los últimos años, he llegado a identificar unas razones o motivos que me motivan a ser más intencional al invertir en la relación matrimonial. Hoy me gustaría compartir 4 de ellas.

  1. El ajetreo de la vida puede alejarnos el uno del otro.

No es intencional. No es que no ame a mi esposo, pero las demandas del trabajo, de los hijos, de su colegio, del vecindario, de la iglesia… Las obligaciones siempre están llamando, e incluso exigiendo, nuestra atención. A veces es fácil pasar toda la semana dando a los demás y llegar a casa solo con restos para dar a la pareja.

Necesito asegurar que durante el ritmo semanal hay momentos y espacios adecuados para mostrar interés en el otro, compartiendo y escuchando. ¿Cómo lo hago?

Ser proactiva en tomar la iniciativa con mi pareja para no dejarme arrastrar por las continuas oleadas de actividad. 

Ser intencional en proteger tiempo en mi agenda sin interrupción ni distracciones para dedicarle al cónyuge.

Dedicar tiempo a estar juntos proporciona un espacio para conectarse, comunicar la prioridad de la relación, compartir cómo estamos y, cuando sea necesario, abordar problemas y pedir y extender perdón.
 

  1. La relación está en constante cambio.

El filósofo del siglo VI Heróclito enseñó que nada es permanente, sino que todo cambia constantemente. No podemos usar nuestros sentidos para percibir algunos cambios porque son muy graduales, pero son reales.

A veces negamos estos cambios en nosotros mismos (por ejemplo, cuando estamos envejeciendo) y también queremos creer que las personas en nuestras vidas permanecerán estables y predecibles.

La metáfora de un río acentúa la naturaleza siempre cambiante de las familias y las relaciones. Superficialmente una pareja puede parecer relativamente estable, pero un examen más profundo revela "corrientes ocultas" que cambian poco a poco alterando el flujo de la relación.

Las circunstancias en la vida: una mudanza, cambio o pérdida del empleo, una enfermedad, el crecimiento de los hijos, o simplemente intereses distintos en fases distintas de la vida. Todas estas cosas y mucho más influyen en la relación matrimonial.

Así como un río necesita reabastecimiento, también lo necesita nuestro matrimonio. Un matrimonio saludable requiere chequeos periódicos.

  1. Siempre hay algo nuevo que aprender sobre el misterio del matrimonio.

Cuando llegué a España, uno de los primeros refranes que aprendí fue “A la cama no te irás sin saber una cosa más.” Me encanta esta actitud de estar aprendiendo continuamente. Y cuando ponemos en práctica los aprendizajes adquiridos, crecemos. Suena muy saludable, ¿verdad?

Cuando somos novios e incluso al principio del matrimonio, estamos tan enamorados y ansiosos por conocernos que solo nos centramos en la pareja. A medida que pasan los años, resulta tentador asumir que ya hemos llegado a saber todo lo que hay que saber sobre nuestro cónyuge, que no hay nada nuevo que descubrir.

Nada más lejos de la realidad.

Como humanos somos criaturas infinitamente complejas. En el matrimonio tenemos la oportunidad de seguir aprendiendo tanto sobre nuestro cónyuge como sobre nuestra relación matrimonial, como sobre nosotros mismos, “hasta que la muerte nos separe”.

La decisión de invertir en nuestro matrimonio es una declaración de que no soy un sabelotodo, sino que me queda mucho por aprender sobre mi cónyuge y sobre mí mismo y sobre el propósito del matrimonio. Es una decisión por el bien del matrimonio y también por nosotros mismos que nos da el fruto de crecimiento.

  1. Un matrimonio fuerte es bueno para los hijos.

Quizás esta razón no es un beneficio tan directo para nosotros mismos, pero es el legado que dejamos para unas de las personas que más amamos en el mundo: nuestros hijos.

  • Modelar la vida: La forma en que actuamos con nuestro cónyuge, lo que decimos y cómo mostramos nuestras emociones tienen un impacto real en cómo enseñamos a nuestros hijos a vivir sus vidas a medida que crecen. Como adultos, debemos actuar de la manera que queremos que también se comporten nuestros hijos.

    Si queremos que cuando crezcan sean adultos emocionalmente sanos, felices y motivados, tenemos que hacer cosas intencionales que les muestren cómo hacer lo mismo.
     
  • Generar seguridad: A mí me costaba la vida dejar a nuestro hijo con un canguro o un familiar cuando era pequeño, pero en los momentos que hemos podido salir como pareja para pasar un tiempo a solas juntos, nos ha ayudado a conectar y renovar el amor y gozo que encontramos al conocernos. Mantener una relación matrimonial saludable y feliz da un sentido de seguridad a nuestros hijos. Una seguridad emocional para nuestros hijos es la base que les permite florecer en la vida.

El ajetreo de la vida, los cambios constantes, el deseo de seguir aprendiendo y el bienestar de nuestros hijos son unas de las muchas posibles motivaciones para ser intencional en priorizar la relación matrimonial. Después de encontrar la motivación, luego hay que actuar. En nuestro caso, hemos comenzado nuestra inversión dando pasitos, aprovechando los huecos en que nuestro hijo está en una actividad extraescolar para ir a caminar juntos. La mejor noticia sobre esta idea de invertir en nuestros matrimonios es que nunca es una pérdida de tiempo. Solo puede beneficiarnos.

¿Cuál de las 4 razones (o incluso otra distinta) te inspira a invertir en tu relación matrimonial? Mira tu agenda semanal para identificar un hueco que puedas apartar para poder enfocarte sin distracciones en tu cónyuge. Luego, invítale a pasar este rato contigo para hablar del día, del tiempo, de lo que tengáis en la mente y el corazón.
 

Article publicat originalment a Cinco para la familia, el 9 de noviembre, 2023

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