La sencillez de las palomas

La sencillez de las palomas

El Señor Jesús dijo a sus discípulos que fueran “sencillos como palomas” en su misión evangelizadora (Mt. 10:16). ¿Qué quiso decir exactamente por medio de esta analogía con tales aves? ¿En qué sentido puede considerarse sencillas a las palomas?

Desmitificando la estigmatización de las palomas

Actualmente, en nuestras sociedades urbanizadas estas aves han sido estigmatizadas como aves sucias portadoras de enfermedades. Incluso se las ha llegado a llamar despectivamente “ratas de aire”.

Sin embargo, semejante calificación es completamente errónea. Ni siquiera aquellos ejemplares con mal aspecto que se pasean por las ciudades deben compararse con tales roedores.

Las ratas son sanitariamente mucho más peligrosas, desagradables y agresivas ya que pueden transmitirnos muchas más enfermedades. Incluso los perros y los gatos son susceptibles de pasarnos más afecciones que las palomas.

Aunque es cierto que resulta frecuente ver palomas parasitadas en los entornos urbanos, esto suele deberse a la insalubridad de los ambientes en que viven y no a la propia naturaleza de estas aves.

La inteligencia y capacidad de las palomas

Las palomas -sobre todo las mensajeras- poseen gran inteligencia y capacidad de aprendizaje. Se comunican entre sí y pueden elegir las mejores rutas aéreas para encontrar alimento y evitar a los depredadores.

Si detectan algún peligro durante el vuelo, las primeras de la bandada avisan a las demás para que todas puedan cambiar de rumbo a la vez y ponerse a salvo. Son aves capaces de reconocerse frente a un espejo.

Tienen muy buena vista, pueden ver colores y esto les permite asociar objetos por su tonalidad, tal como se ha demostrado en diversos experimentos. Al ser animales gregarios, dependen mucho del grupo y están perfectamente integrados en él.

Lecciones de sencillez para la vida humana

Las palomas son sencillas porque no actúan con premeditación, alevosía, doblez de ánimo o malicia. Siempre resulta evidente lo que pretenden: alimentarse, reproducirse, buscar cobijo o seguridad, sin hacer daño a nadie.

Esto es lo que se desprende de su curiosa mirada y esto es lo que aconsejaba el Maestro a sus discípulos.

En un mundo empapado de dobles intenciones, en el que resulta difícil saber cómo piensan en realidad las personas porque el disimulo y la hipocresía están a la orden del día, 

Jesús les dice que actúen con sencillez de corazón, que sean claros o transparentes, que su sí sea sí y su no, no.

En definitiva, que actúen con las personas como el propio Jesús actuaba.

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